Creo que hay oficios que no deben perderse, por eso sigo buscando a esas personas que por amor al arte los mantienen, los cuidan y hacen que nos enamoremos de ellos.
En este caso hablamos de la cestería.
Recuerdo cuando de pequeña me iba con mi padre por las calles de Barcelona y veía a los alpargateros hacer las alpargatas o como se dice en mi tierra las espardenyas.
Y como no, a los cesteros, me gustaban el mecanismo de sus manos, los colores, y quedarme allí observando.
Luego veía sus trabajo colgados de sus tiendas, en la calle con unas cuerdas y ganchos y me fascinaba.
Aún sigue fascinándome todos los trabajos artesanales, donde se pone el corazón y ese toque de saber hacer y tranquilidad.
Durante dos años estuve buscando una persona para que diera clases de cestería y un día viendo la programación de la Universidad Popular de La Rioja, me topé con Gemma y la llamé.
Así surgieron estos dos talleres que hemos hecho, uno durante un mes y este de hoy intensivo.
Ha sido una grata sorpresa, ver como hijas se apuntaban con sus padres, Virginia cumplía el sueño de su padre Felipe, de aprender a hacer cestería y como él nos ha comentado: "He visto muchos vídeos pero no hay manera, y me encanta lo que estoy haciendo hoy"
Una mami quería un taller para su hija de 15 años y vino a la tienda para regalarle uno a su hija y a su marido. Son constantes y tenaces, me gusta verlos compartir este momento.
Por esto me gusta mi trabajo, por ver esas sonrisas.
Todos con el trabajo acabado. lo que más nos ha sorprendido, es que todos tienen los mismos materiales, han asisitido al mismo taller y cada cesta es diferente.
Un día genial ¡¡¡¡
Gracias a todos por seguir apostando por los talleres en Corazón de Papel.
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